Es difícil imaginarse el día sin encender una bombilla. No obstante, solo suele dársele importancia cuando se funde y hay que cambiarla. Y aquí es dónde llega el dilema. ¿Qué bombilla es la adecuada?. Para resolver esta pregunta te explicamos a continuación cuáles son los diferentes tipos de bombilla y qué ventajas ofrece cada una.
Los tipos de bombillas que existen
La invención de la bombilla, en el siglo XIX, se atribuye a Thomas Alva Edisson, si bien hubo muchos otros personajes célebres que trabajaron en aras de la creación de este pequeño pero revolucionario dispositivo.
Con el paso del tiempo han ido desarrollándose diferentes versiones y modelos de bombilla con sus particularidades. Así, al igual que es importante conocer los diferentes tipos de cables o los distintos tipos de enchufes, hay que saber conocer cuáles son las clases de bombillas que existen y sus ventajas e inconvenientes con respecto a otras.
¿Qué es una bombilla?
Una bombilla es un dispositivo que emite luz gracias al paso de la corriente eléctrica a través de un pequeño filamento que se encuentra en el interior de un cuerpo de cristal, denominado ampolla, que ha sido rellenado con algún tipo de gas inerte, normalmente argón. Reciben de manera tradicional el nombre de lámpara incandescente, si bien esto no es del todo correcto como se verá a continuación.
Así, las bombillas se componen, principalmente, de tres partes. Un casquillo metálico que conforma la parte inferior de este dispositivo y que se engancha a una rosca metálica para producir la entrada de corriente. Esta corriente llega al filamento que, gracias a la electricidad, emite luz. Todo ello ocurre dentro de la cubierta de cristal o ampolla que carece de oxígeno para evitar que se apague la luz.
Los distintos tipos de bombillas
En el mercado existen multitud de bombillas diferentes, por lo que es interesante conocer en qué se diferencia cada una y cuál se adapta más a las necesidades del hogar o lugar donde se pretenden instalar.
Las bombillas incandescentes
Las bombillas incandescentes son las que se han utilizado tradicionalmente en todos los hogares. Se denominan así porque el filamento se calienta de tal manera al paso de la corriente eléctrica que se vuelve incandescente.
Debido a que son muy ineficaces, ya que solo transforman en luz el 10-15 % de la energía que reciben, y, por tanto, su alto consumo, la Unión Europea prohibió su comercialización desde 2012. Es por eso por lo que es prácticamente imposible encontrar este tipo de bombillas en el mercado.
Bombilla halógena
Esta clase de bombilla es similar a la tradicional con la única diferencia de que, en su interior, el gas inerte se encuentra acompañado de un halógeno. Esto se traduce en una mayor capacidad lumínica al permitir que el filamento de wolframio de la cápsula de cristal llegue a mayores temperaturas sin fundirse.
De esta manera, para que las bombillas halógenas funcionen, es necesario alcanzar altas temperaturas, alrededor de los 250º C, para que el wolframio de la ampolla de cristal se evapore y haga reacción con los halógenos. Gracias a ello, se evita que la reacción se produzca en estado sólido y queden restos en el cristal disminuyendo la luminosidad.
Este sistema supone un menor consumo de energía con respecto a las bombillas incandescentes, a la par que aporta un 40 % más de luz. Sin embargo, también se prohibió su comercialización desde 2018 en Europa.
Bombillas LED
Las bombillas LED están formadas por multitud de diodos emisores de luz. En su interior cuentan con un material semiconductor que permite que se emita luz sin apenas calentarse. De esta forma, se alarga de manera considerable su vida útil y reducen el consumo eléctrico.
Así, son la alternativa perfecta al resto de bombillas ya que llegan a aprovechar entre el 80 y el 90 % de la electricidad que reciben. Además, una bombilla LED de 1W emite la misma luz que una de 10W incandescente por lo que puede decirse que aquellas son más potentes.
Por último, si bien es cierto que su precio es mayor en comparación con lo que valían las bombillas incandescentes o las halógenas, el hecho de que sean tan eficientes las convierten en una gran inversión a largo plazo.
Las bombillas fluorescentes
Las bombillas fluorescentes funcionan al descargarse una pequeña cantidad en vapor de mercurio que produce radiaciones ultravioletas. Esto activa los polvos fluorescentes contenidos en la bombilla, normalmente un tubo, transformándose la radiación ultravioleta en radiación visible.
Este tipo de iluminación se utiliza principalmente en el sector industrial debido a su gran autonomía y duración. Asimismo, presenta ventajas con respecto a las bombillas LED, en especial a que en caso de fallo no debe sustituirse todo el sistema sino solo el tubo.
Como se ha podido comprobar, la bombilla constituye un elemento fundamental en cualquier lugar y es parte de muchas instalaciones eléctricas. Así, ante cualquier fallo en la instalación lo más eficaz y sencillo es contactar con un electricista 24 horas profesional como Servi-Madrid24. Gracias a la experiencia en el sector, gestionarán la situación rápidamente y te ahorrarás tiempo y dinero.